Jorge E. Rodriguez
Una Esperanza Viva
Actualizado: 16 sept 2021

1 de Pedro 1: 3-5
Autor: Dr. Jorge E. Rodriguez Sierra
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La palabra esperanza en estos tiempos suena como una palabra de ciencia ficción, ya que al ver con cuidado los eventos que ocurren cada día, el comportamiento de la gente, la corrupción de la políticos, las conductas de las naciones, las guerras que nunca terminan, el poco valor que se le da a la vida, la falta de respeto y amor, podemos decir con gran desilusión que el futuro no ofrece ninguna esperanza. No se ve solución a los conflictos sociales y económicos, la gente voltea tratando de encontrar esperanza en algo o en alguien para que al poco tiempo se den cuenta que solo fue una ilusión. En medio de este panorama ¿cómo es posible que alguien pueda afirmar con extrema seguridad que tiene una esperanza sólida y confiable? ¿Será solo un deseo que carece de fundamento? Una de las características que distinguen a los cristianos es que ellos afirman tener una esperanza absoluta. Los que escuchan de está esperanza acusan a los cristianos de la que sólo es una fantasía, un invento de su imaginación; pero esta esperanza si existe y está al alcance del hombre. El Apóstol Pedro es quien, en su primera carta escrita a los crsitianos en la dispersion, nos habla de esta esperanza.
Definiendo la palabra Esperanza
La palabra esperanza tiene su origen en la palabra griega lpis que significa ver adelante, al futuro con una expectativa llena de confianza, es esperar algo bueno con alegría.
La esperanza que ofrece el mundo lamentablemente siempre termina en decepción. Los políticos prometen acabar con la pobreza para verlos que la cumplen solo para ellos y sus familias pero no para el pueblo. La Primera Guerra Mundial prometió ser el conflicto que acabaría todas las guerras para solo dar lugar a la Segunda Guerra Mundial en menos de 30 años y hasta la fecha numerosas guerras continúan llevándose a cabo en todo el mundo. Los adelantos médicos prometieron erradicar enfermedades solo para que estas continúen y ver nuevas causar muerte y sufrimiento. Los hombres con sus mejores intenciones anuncian la solución a los problemas para que el tiempo los exponga sólo como pensamientos buenos incapaces de cumplir con lo que prometieron.
¿Pero que de la esperanza de la que hablan los cristianos? Es Dios a través del Apóstol Pedro (1 de Pedro 3:15) quien ordena a estar preparados para explicar cual es la razón por la que los cristianos tienen una esperanza que es solida, firme y verdadera.
Una Esperanza Viva (1 de Pedro 1:3)
Lo primero que vemos es que la esperanza de la que habla Pedro tiene una característica muy especial, es una esperanza viva, por lo que no está muerta, es real, está activa, tiene poder, es fuerte, eficiente, poderosa y eficaz. Está esperanza es diametralmente opuesta y distinta a la que el mundo puede ofrecer a pesar de sus mejores intenciones.
El origen de la esperanza. Su origen está en Dios, el único y verdadero Dios, creador del Universo quien envió a su Hijo a morir por los pecados del mundo. En nadie más se puede encontrar esta esperanza viva. Pedro al descubrir está esperanza lo lleva a alabar y exaltar a Dios en gratitud.
Obteniendo la esperanza. El pasaje dice que Dios dio está esperanza viva por su gran misericordia. La palabra misericordia significa no dar a alguien lo que se merece. Por lo tanto esta esperanza es algo que el hombre no puede conseguir a través de sus propios esfuerzos o buenos actos (Tito 3:5), al contrario lo que el hombre merece es el santo juicio de Dios y como consecuencia la separación eterna de Él (2 de Pedro 3:7). En lugar de ello Dios ofrece al hombre un futuro bueno y sorprendente que este no merece (1 de Corintios 2:9).
El requisito de está esperanza. Lo que necesita el hombre para obtener está esperanza es volver a nacer, característica indispensable que distingue a un verdadero hijo de Dios. Jesús le dijo a Nicodemo que el que no naciere de nuevo no puede ver el reino de Dios y al no entender Nicodemo lo que Jesús le decía este le explica que no se trata de un nacimiento físico sino uno espiritual (Juan 3:3-8). Y Pedro nos dice que este nacimiento nuevo viene por la Palabra de Dios (1 de Pedro 1:23). La Biblia dice porqué es necesario y como el hombre puede nacer de nuevo. Nacer de nuevo implica dar un giro a la vida, es ver las cosas como Dios las ve, es creer lo que Él dice en su Palabra y eso llevará al hombre a humillarse y pedir perdón a Dios por sus pecados (2 de Corintios 7:10, Hechos 3:19). Al hombre le será imposible tener está esperanza viva que Dios promete si no nace de nuevo espiritualmente.
La base de la esperanza viva. Está esperanza de la que habla Pedro se basa en la resurrección de Jesús. La muerte es el gran problema que el hombre no puede resolver, todo lo demás se arregla de una u otra forma. ¿Cómo es posible que el hombre pueda tener esperanza si se va a morir? La única tumba que está vacía en la historia de la Tierra es la de Jesús y Pablo afirma que la muerte y el sepulcro ya no son victoriosos sobre el hombre ya que Jesús los venció (1 de Corintios 15:53-57). Así que si Jesús resucitó nosotros también resucitaremos (2 de Corintios 4:14, 1 de Tesalonicenses 4:14).
La Herencia (1 de Pedro 1:4-5)
La promesa de la esperanza viva. Pedro ahora se enfoca en explicar detalladamente la promesa que da está esperanza viva, que es una herencia. La palabra herencia implica recibir algo en posesión. La herencia es dar algo a una persona que no se trabajo por ello o se haya obtenido por logros, es un regalo como Pablo lo dice “porque por gracia ustedes han sido salvados por la fe; esto no procede de ustedes, sino que es un regalo de Dios, no por obras para que nadie se jacte (Efesios 2:8-9 Nueva Versión Internacional NVI) Como hijos de Dios ahora tenemos la bendición de que somos herederos de lo que Dios promete (Tito 3:7, Romanos 8:17).
Las características de la herencia. Esta herencia es pura y sin mancha, además no puede destruirse ni se va a marchitar. Por lo tanto esta herencia prometida a los hijos de Dios va a durar para siempre, el tiempo no la afecta, es eterna. Mientras que todo lo que vemos en el mundo se corrompe, pierde su hermosura y finalmente muere, lo que Dios promete nada lo puede afectar.
El lugar de la herencia. Dios nos deja en claro que es el cielo el sitio donde se va a dar esta herencia. Esta recompensa no es posible tenerla en este mundo lleno de pecado y corrupción, sólo podrá obtenerse en la otra vida, la vida después de la muerte, en la resurrección de los muertos cuando seamos llamados por Cristo (1 de Tesalonicenses 4:16-17, Apocalipsis 21:1-3).
Una herencia reservada. El pasaje deja muy en claro que está herencia no es para todo hombre, solo es para un grupo muy selecto. Pedro dice en este pasaje que la herencia es para vosotros, estos eran a quienes el Apóstol les estaba escribiendo y los identifica de la siguiente forma: los que exaltan a Dios, aquellos quienes Jesucristo es su Señor, los que recibieron la misericordia de Dios, los que nacieron espiritualmente de nuevo (1 de Pedro 1:3). ¿Quiere reservar esta herencia y que esta esperanza viva sea suya? Entonces Jesús necesita ser su Señor y usted tiene que nacer de nuevo, no hay otra forma de obtener este extraordinario regalo que Dios ofrece al hombre.
La seguridad de esta herencia y esperanza viva. En esta vida solo sabemos que vamos a morir todo lo demás nos es desconocido. Las posesiones terrenales se pueden perder en un segundo, la salud se puede perder en un instante; en una fracción de segundo todo el panorama que el hombre tenía planeado para su futuro puede cambiar drástica mente por el más mínimo evento, pero lo que Dios promete es algo sólido y totalmente seguro. La palabra guardado que Pedro utiliza en este pasaje literalmente significa algo que es custodiado por un ejército. Lo más extraordinario es que no es la esperanza prometida ni la herencia lo que Dios protege, sino la protección es para aquellos hombres que nacieron de nuevo. Dios en su poder es quien los protege para que puedan recibir la herencia que les ha prometido (Romanos 8:38-39, Juan 10:27-29). Qué extraordinaria promesa.
Una Esperanza Viva (1 de Pedro 1:5)
El requisito de la esperanza viva. Para que el hombre pueda tener está esperanza le es indispensable tener fe. La fe es creer lo que Dios dice sin dar lugar a la más mínima duda. El autor de Hebreos nos dice: “Confiar en Dios es estar totalmente seguro de que uno va a recibir lo que espera. Es estar convencido de que algo existe, aun cuando no se pueda ver.”(Hebreos 11:1 Biblia Traducción al Lenguaje Actual TLA). A Dios le desagrada que no confiemos en Él y que no le creamos que Él es capaz de cumplir sus promesas (Hebreos 11:6). No creer lo que Dios promete es hacerlo menos, considerarlo mentiroso y eso es ofender a Dios. Un verdadero hijo de Dios no puede pensar así de Él.
Una esperanza viva que salva. ¿Pero salvos de que? Salvos de un futuro terrible, del furor de Dios en respuesta a nuestros hechos, de la separación eterna de Él por nuestros pecados, de una eternidad oscura, llena de dolor y de soledad absoluta (Hebreos 10:26-31, 2 Tesalonicenses 1:7-9). Esto era lo que merecíamos pero Dios en su gran misericordia y por la muerte de su Hijo hace posible esta extraordinaria herencia para aquel que puso su fe en Jesús.
La fecha de la esperanza viva. En un futuro no muy distante Dios tiene preparado el cumplimiento de está esperanza viva cuando los hijos de Dios recibirán la herencia prometida. Dios nos dice que todo esto no es algo que se lleve a cabo de forma rápida e inesperada o de último minuto, todo lo contrario Dios ya la tiene preparada; solo que Él la dará en su tiempo perfecto, cuando este mundo corrupto lleno de pecado sea transformado por Dios en donde ya no habrá muerte ni enfermedad y Él reinará por siempre (Apocalipsis 21:1-7, Apocalipsis 22:1-5).
Una Esperanza viva que está a su alcance.
El mundo pone su esperanza en hombres y cosas que son imperfectas, que se corrompen, se destruyen y al final mueren. Este pasaje nos explica porque es posible que los cristianos puedan tener una esperanza viva. La razón es muy sencilla y es porque Dios es quien la da. Este futuro es seguro, eterno, reservado en el cielo para el hombre que tiene una relación personal con Dios a través de su Hijo Jesús, la cual es vigilada y cuidada por Él, mejor garantía no es posible tener.
La esperanza que el mundo ofrece son buenos deseos los cuales van a terminar solo en deseos que nunca se van a cumplir. La esperanza del cristiano está basada en la persona de Jesús, quien entregó su vida en pago por nosotros (Romanos 5:8) y garantizada en su resurrección y como él venció la muerte nosotros también volveremos a la vida junto con Él (2 de Corintios 4:13-14).
Es por ello que un verdadero hijo de Dios está seguro de que le pasara cuando muera porque Dios no miente y sus promesas son fieles (Tito 1:2), si usted no tiene esta seguridad es porque esta promesa solo es para quienes nacieron de nuevo y le creen a Dios. Así que lo invito a que el día de hoy se reconcilie con Dios y deje de vivir en duda e inseguridad por su futuro, mi oración es que esta esperanza viva sea suya también.
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